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martes, 19 de febrero de 2013

La belleza de las rosas


Durante una discusión, una persona me dijo lo siguiente, acerca de la ciencia, la búsqueda de explicaciones y la belleza:

«Si es bonito no necesita explicación. (…)  ¿Por qué buscarle explicación a algo bello? es como deshojar una rosa solo porque quieres ver de que esta hecha. (…) Yo prefería que se quedara sin explicación, lo hace más bello.» 

Ese deseo de ignorancia es algo que jamás entenderé.

Si algo de base es "bello" —que no es más que cuestión de gustos, y por tanto subjetivo—, comprender cómo funciona, desde mi punto de vista —subjetivo—, es comprender más a fondo la belleza. Y eso lo hace mucho más bello.

Me explico.

(…)
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viernes, 15 de febrero de 2013

Hoy en día cualquiera puede sacar un libro

Y es que el día 1 de febrero se hizo pública la venta de «Y sin embargo no se mueve», el libro escrito por Juan Carlos Gorostizaga, Ldo. en física y profesor de la UPV, y Milenko Bernadic, Dr. en matemáticas; el primero de los cuales ya he mencionado tiempo atrás en este blog, y que es el que lleva el blog Creacionismo Especial. La noticia me llegó por varios medios; unas cuantas personas se acordaron de mi según lo vieron, aunque yo lo vi el primer día que apareció en su blog: lo tengo en mi RSS.

Y como es obvio, el libro trata de lo que trata, de lo mismo que trata en su blog. De egocentrismo, creacionismo, y demás tonterías.

Me quedo con ganas de comprar el libro, aunque solo sea para saciar mi curiosidad, y más cuando leí el subtítulo del mismo: «egocentrismo desde la perspectiva de la razón y la fe». No lo voy a hacer, por no dar dinero a este tipo de gente, pero… con ganas me quedo. Esperaré a que aparezca en alguna biblioteca. ¿Lo pondrán en ciencia ficción?

Según el primero de los autores:

«En este libro presentamos el egocentrismo (…), el mismo que varios científicos católicos actualmente defienden a lo largo del mundo. Se trata de una visión cosmológica olvidada o, más bien, apartada injustamente del saber:»
Comienza con las partes de esa visión:
«que la Tierra no se mueve, es decir, no orbita alrededor del sol (es el sol el que lo hace alrededor nuestro),...»
Ignorando todo lo que sabemos sobre gravitación y relatividad, ya que propone que un objeto de gran tamaño orbita alrededor de uno de tamaño muy, muy, muy inferior…
«… ni tampoco rota sobre el eje Norte-Sur (es el firmamento como un todo el que lo hace),…»
Ignorando así cosas como la aceleración de Coriolis —que explican con la existencia del éter, cuya existencia quedó refutada con el experimento de Michelson y Morley en 1887— o que los objetos más lejanos —de Urano para allá, incluyendo todas las galaxias— viajen a velocidades superlumínicas.

¿Cómo? ¿Que no entiendes lo de la velocidad superlumínica? Fácil.

Sabemos que la velocidad de la luz es una constante física, y tiene el valor de 299 792 458 m/s, o lo que es, aproximadamente, 1 079 252 849 Km/h. Para redondear el cálculo, lo dejaremos en 1,08 Tm/h. Eso significa que 24 horas-luz son 25,92Tm —es decir, 25 920 000 000 000 metros—. Si trazamos una circunferencia con esa longitud, nos da un radio total de 4,13Tm.

Asumiendo la Tierra como centro de giro, todo objeto que se encuentre en el plano ecuatorial de la rotación estaría dando una vuelta completa a la Tierra cada 24 horas, ¿correcto? Pero un objeto que se encuentre a 4,13Tm de la Tierra está viajando a la velocidad de la luz —está viajando una distancia de 24 horas-luz, en 24 horas—.

Urano se encuentra a una distancia —media— de la tierra de 2,9Tm, pero el siguiente cuerpo importante, Neptuno, se encuentra a 4,5Tm. Eso significa que Neptuno da una vuelta en 24 horas una distancia que la luz recorre en 26 horas y 10 minutos. Curiosamente, la estrella más cercana, Próxima Centauri, a 4,2 años-luz de la tierra —ese sería el radio— realiza un viaje de 26,4 años-luz alrededor de la tierra, en tan solo 24 horas.

Juzgad por vosotros mismos.

Lo que yo no entiendo es: ¿Cómo es posible que esta persona aún conserve su plaza como docente en una Universidad pública española? ¿Qué enseñará este señor a sus alumnos?
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martes, 12 de febrero de 2013

Bacterias brutales

Hace unas semanas descubrí una cosa bastante curiosa en un kiosco. Son unos sobres de esos que suelen venir con cromos coleccionables, y esas cosas… de bacterias. Su nombre: Brutal Bakteria. No pude evitar comprar alguno, para mirar a ver qué traían.

Cada uno de los sobres contiene un juguete, un cromo, un cuadernillo y tres pegatinas. Parece poca cosa, para los tres euros que cuesta; el precio es uno de los inconvenientes. El otro, en opinión personal, es que el juguete es de esos pegajoso-lamigosos que se pegan a las paredes, y se les queda pegada cualquier partícula de porquería… por lo que me parece un artículo bastante antihigiénico, e incluso desagradable al tacto.

Y las pegatinas son siempre iguales, en todos los sobres las tres mismas pegatinas.

Pero por lo demás, la idea me gusta mucho. ¿Por qué? Os lo explicaré. La colección completa consta de once bacterias y un… ¿antibiótico?, que no comprendo muy bien lo que representan en el juguete en cuestión —porque ese no me ha tocado—. Cada bacteria de juguete viene, como he dicho, con un cromo y un cuadernillo. En el cuadernillo viene un miniposter de 10x18 cm de un modelo a ordenador de la bacteria en cuestión, y en multilenguaje, una explicación general —común en todas las bacterias— de lo que es una bacteria, otra explicación de la bacteria particular, y la explicación de un juego relacionado con los cromos. En éstos —los Microlab Card—, por su parte, aparece en fondo transparente el mismo modelo en el centro, y luego por un lado aparece información adicional —el nombre científico, la clase bacteriana a la que pertenece, y la forma de la bacteria—, mientras que por la otra cara aparecen los parámetros del juego.

Los textos, aún estando escritos en un lenguaje comprensible por los niños, es riguroso y correcto. Algo que siempre es de agradecer, y que convierte al kit en un juguete educativo, al fin y al cabo.

El texto que aparece en general, en todos los cuadernillos —para que lo podáis leer— es:
«Dientes podridos, vómitos, oídos que segregan pus y también… diarrea. De todo ello son culpables los cocos, los espirilos, los vibrios, las espiroquetas y los bacilos: ¡las terribles bacterias! Existen más de un millar de tipos distintos y de las bacterias no puedes huir, se esconden prácticamente en todas partes: en el aire, en la tierra, en el agua y en el hielo. ¿No te lo crees porque no las ves? Coge una hormiga: es quinientas veces más grande que la bacteria de mayor tamaño y cinco mil veces que la más pequeña. Debes saber que se esconden en cualquier sitio, incluso en plantas y animales y otras incluso en los alimentos. Sin embargo no todas tienen efectos desastrosos: ¿has comido un yogur alguna vez? ¡Ahí hay miles y son buenísimas!»
Y termina con una frase publicitaria, claro. Lo bueno de este texto es que, aunque al principio te hablan de los problemas que pueden causar, al final te terminan aclarando que no todas las bacterias son malas…

Los textos particulares de las bacterias en cuestión son del mismo estilo, bien explicados en un lenguaje comprensible por cualquiera, y rigurosos científicamente hablando —aunque cometen errores de formato cuando hablan de nombres científicos—.

A mi me tocaron Chlamidia trachomatis, Clostridium tetani, Haemophylus influenzas y Staphilococcus aureus, que son, en la colección, los números 4, 5, 7 y 9 de 12 que son en total.

Mi voto, en general, es positivo.
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